Sobre mí

Nací el 14 junio de 1957 en Oujda, una ciudad del nordeste de Marruecos. Soy el resultado de una maravillosa historia de amor entre un hombre republicano y ateo, y una mujer católica y de derechas. Superaron la Guerra Civil española, una separación de más de 13 años sin verse y diferencias políticas y de religión. No obstante, las diferencias quedaron a un lado y prevalecieron los buenos valores y el amor.

Mi nombre está compuesto por cuatro nombres Manuel Antonio Martí Salvador, aunque nunca me han llamado ni Manuel ni Antonio. Mi círculo familiar y de amistades me conocen todos por Manu, pero desde que llegué a Cataluña a los 12 años todo el mundo me llama Manel.

Hasta esa edad viví en Oujda y mi infancia transcurrió feliz. En aquella época, Oujda era una ciudad cosmopolita en la que se encontraban personas de diferentes nacionalidades y eso la hacía tremendamente interesante. Cuando llegué a España sufrí el cambio cultural, los primeros dos años en Santa Coloma de Gramanet, fueron duros para mi familia y para mí. Nunca le estaremos suficientemente agradecidos a mis primos Andrés y María que nos acogieron en su casatienda en aquella situación tan complicada para mi familia.

Del año 1971 hasta 1978 mi vida transcurrió entre estudios y trabajo, que lo explicaré en otros apartados de la web. Llegados a este punto quizá te estás preguntando qué tiene mi vida de excepcional. Te cuento mi historia: a los 16 años empecé a tener problemas de visión nocturna. En ese momento no sabía lo que me pasaba y al parecer nadie podía darme una respuesta certera que me explicase qué me estaba pasando.

A pesar de los problemas de vista que tenía hice el servicio militar y continué con mi vida, aunque cada vez se me hacía más difícil poder ver con claridad durante la noche. La mili fue uno de los momentos más duros de mi vida. En aquel momento alegué que mi vista nocturna era deficiente, pero el recurso no fue aceptado porque todavía mi enfermedad no estaba diagnosticada. Lo pasé fatal durante un año y tres meses. Llegué a hacer 155 guardias de 24 horas con sus respectivas noches oscuras.

A los 26 años por fin llegó el diagnóstico que podía explicarme lo que me estaba pasando: tenía retinosis pigmentaria, una enfermedad degenerativa que me llevaría a perder la vista por completo. La causa se debía a que mis padres eran portadores de dicha enfermedad sin ser conscientes de ello, pues en Aguaviva, un pueblecito de la provincia de Teruel, el pueblo de donde procedían, no había ningún caso. No es frecuente, pero en este caso nos había afectado tanto a mi hermano como a mí.

En 1981 entré a trabajar en la Caja de Ahorros y Monte de Piedad de Barcelona. Fueron años divertidos, llenos de mucho trabajo y en los que me sentí muy arropado por el compañerismo que existía en la empresa. La enfermedad iba avanzando, hasta que el último año la situación era insostenible. Además, en aquella época no existía reorientación laboral en la propia empresa y me derivaron hacia la incapacidad absoluta.

En 1989, se me juntó la inminente ceguera total, la incertidumbre sobre el futuro de mi vida y la incomprensión de mi entorno hacia la enfermedad. Además, tuve una ruptura sentimental traumática con mi pareja de aquel momento con la que llevaba siete años de relación. A día de hoy, todavía no sé qué sucedió. Entré en una fuerte depresión de la que pude salir gracias a la ayuda de un psicólogo (Ramón Martí) y de mis compañeros de la Escuela Joan Amades de la ONCE, en la que estaba estudiando radio.

A partir de entonces inicié una nueva vida. Trabajé como animador sociocultural, directivo de ONG’s y creador de asociaciones. Todos los recursos económicos que he conseguido han ido redirigidos a las diferentes obras sociales en las cuales he participado. Me siento satisfecho con lo que he hecho hasta el momento e ilusionado con los proyectos que están por venir.

En 1995 me casé con mi esposa, Montse, con quien continúo casado y en 1997 nació mi hijo Pau, que ahora es un muchachote de casi metro noventa y que trabaja en temas deportivos. Espero, en un futuro, poder escribir un libro sobre la vida de mi padre, que me parece interesante ya que vivió la preguerra y la Guerra Civil española completa, seis años de penurias en campos de concentración y veinticinco años de refugiado político en Marruecos. La mayor pena que tengo es que murió muy joven, a los 64 años y seis meses antes de que entrase el partido político que él siempre hubiese querido que gobernase en España, los socialistas, sin que él lo pudiese ver.

También me gustaría escribir otro libro sobre circunstancias de mi vida para explicar errores que he ido cometiendo, ya que he sido siempre un pionero y autodidacta. Quiero que sirva de inspiración para personas que se encuentren en la misma situación que yo, para que no tengan que sufrir tanto y puedan encontrar una buena calidad de vida y un estado óptimo de felicidad, a pesar de padecer cualquier tipo de discapacidad.